I
El cuento había terminado.
II
César quería otro. Señaló un libro desgastado con el dedo índice; su madre sonrió y comenzó a leerle.
III
Al día siguiente, César vio a un niño que llevaba un helado de chocolate. Miró a su tía con ojos tiernos y apuntó con su pequeño dedo. Su tía se lo compró.
IV
Asombrado de su poder decidió utilizarlo:
Un perro se sentó, una mujer volteó, una niña le recogió su juguete, una araña quedó paralizada, un hombre limpió su nariz.
V
Definitivamente su dedo era mágico.
🙂
😉
jajajaja, muy ocurrente, voy a probar para ver si mi dedo también funciona igual 😉
Yo creo que sí 🙂
😉
Mmm… comenzaré a mirarlo con otros ojos. ¿O valdrá para niños, exclusivamente? 😉
Yo creo que funciona para todos. Hay unos muy mandones, jajajajaja. Saludos Vero 🙂
Me mola ese dedo. Y el texto aun más.
A mí también. Gracias 🙂
me siento identificado con el niño. su dedo es mi boli y éste mi blog https://allinonek.wordpress.com/
bonita idea
Muchas gracias. En unos minutos te visito. 🙂