La historia de Rama

I

Rama ansiaba tener su primera hoja, al contrario de sus hermanas ella siempre estaba calva, ni una hoja se asomaba mucho menos un botón, pero en días de invierno el árbol entero se despojaba del verdor, de la flor, de la hierba maltratada por el aire.

Por fin, Rama se asemejaba a las demás, año con año el ciclo se repetía, en primavera se sentía distinta y en invierno uniformada.

—Desearía que fuera invierno por siempre— pensaba para sus adentros, pero lo cierto es que disfrutaba del color.

Muchos años después aceptó su condición, dejó de compararse, ella era así y había una razón de ser.

Más tarde lo descubriría…

II

Una tarde lluviosa Pájaro se posó en la rama vecina, a él le pareció muy húmeda para anidar, muchas hojas por doquier, necesitaba algo seco, una rama sin tanta vida, después de merodear por ahí se dió cuenta de lo especial que era la rama continua, no tenía hojas, era perfecta.

Se dispuso a construir su casa, digna de asombro y curiosidad, con formas bastante orgánicas y extravagantes, fue dándole corporeidad a aquello que encontraba a su paso, una vez hecha se dispuso a dormir.

III

Rama se sentía muy dichosa, de entre todas sus hermanas, Pájaro la había elegido a ella, no era la más frondosa, ni verdosa, tenía curiosidad de saber por qué decidió construir allí.

Pasaron dos largos años Pájaro se unió con una hembra de pecho amarillo y la llevó a vivir allí, sin duda era una vivienda digna, no tenía goteras, tampoco entraba el frío y lo mejor era el agarre que proveía la rama desnuda, pronto llegaron los pajarillos.

III

Los dichosos pajarillos eran cuatro, a dos de ellos se les había complicado volar pero ya podían surcar los cielos, menos cuando llegaban las ráfagas de viento.

Rama todos los días se despertaba con el tintineo de la familia, estaba extasiada, en ese tiempo aprendió mucho sobre aves, lo que comen, cuanto viajan y cuanto duermen, sin duda su parte favorita era el amanecer cuando los seis le cantaban al sol.

IV

En todos esos años de dicha a Rama nunca le brotó una hoja, no volvió a pensar en ello, porque ahora contaba con una familia de otra especie y con otras costumbres.

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